jueves, 29 de marzo de 2012

Yo puedo cambiar el mundo

Cartas al Director del Diario Montañés 
Autora: Carlota Sánchez - Pego García

Señor director:

Tengo 14 años y llevo un tiempo pensando como ayudar a los países del Tercer Mundo para que no tengan que venir sus habitantes en pateras arriesgando su vida y abandonando sus familias. Ya sé como hacerlo. Es sencillo y barato.

Se trataría de que cada Ayuntamiento tutelara un pueblo de un país subdesarrollado. Se crearía un Departamento, con presupuesto propio, para atender las necesidades de los animales para crear una granja, tendrían medicinas, escuela para los niños, y en 10 años ya serían autosuficientes , teniendo la infraestructura necesaria para subsistir con dignidad.

Imaginaros : Un Ayuntamiento, un pueblo; Diez Ayuntamientos, diez pueblos. En España hay 8.000 Ayuntamientos. Imaginaros todos los Ayuntamientos de todos los paises desarrollados tutelando miles y miles de pueblos de todo el Mundo .

En vez de dispersar la ayuda haciendo que se diluya como un goteo intermitente, habitantes de un pequeño pueblo (africano, pongamos por caso) , a los que se les trataría como vecinos del mismo Ayuntamiento .
Se les haría llegar el agua, se les mandaría comida, se les darían herramientas para cultivar, y concentremos nuestros esfuerzos en un punto concreto. Que cada uno ayude a su pueblo. Apadrinemos un pueblo.

Me gustaría que el Alcalde de mi ciudad fuera el primero del Mundo, y que luego le siguieran el resto, pero no me importaría que fuera el segundo o el tercero, o el décimo si otros se nos adelantan .
Es tan barato y tan sencillo que no entiendo como no se le ha ocurrido a nadie hasta ahora, o por qué no se hace de una vez y para siempre.

Dice mi padre que la idea es muy bonita, pero que no se hará por que los pobres de África no votan en el Ayuntamiento de mi ciudad, pero yo creo que se equivoca. Cuando yo sea mayor votaré al Alcalde que no solo limpie las calles, si no también mi conciencia.

Ya no tenemos disculpa.

Fuente de información:
Banco de Textos: Recopilación de Textos para Educación Primaria y Secundaria.
http://recursosdidacticos.es/textos/texto.php?id=82

Por: Aránzazu Ibáñez

viernes, 23 de marzo de 2012

A veces las conductas de riesgo tiene graves consecuencias

Emilio Calatayud, magistrado juez de menores de Granada, impartió la conferencia "¿Sabemos quienes son nuestros hijos?" en el Patio de la Infanta e Ibercaja con motivo del II aniversario de TALITA ARAGÓN (17 de Diciembre de 2011)




Según el propio Emilio:" Mi mayor satisfacción es que ahora estén aquí, sentados a mi lado, rehabilitados, contentos con sus nuevas vidas. ¿Cuándo un juez se encuentra así, amigablemente, como yo hoy, con tres de sus antiguos condenados?» Emilio Calatayud lo dice con auténtico orgullo. Junto a él, Jesús Antonio, Enrique y Federico sonríen a quien todos en Granada conocen también como el «padrazo», el juez de Menores más conocido de España, aquél de las condenas ejemplares que en cada chaval jamás ve a un mero «delincuente», sino a «un joven que cometió un delito» y, aun más, a una víctima de un sistema social que demuestra fracasar cada mañana en la que él vuelve a condenar a un crío. Ante esa instancia, su desafío es claro: rehabilitar sin encerrar a quienes han delinquido, trabajar con ellos en el mismo entorno en el que cometieron sus faltas. Lleva 17 años intentándolo, e incluso lográndolo: el 82 por ciento de los menores que cumplen condenas en el régimen de medio abierto --libertad vigilada y prestación de servicios al beneficio de la comunidad-- no reincide en el delito. «Hoy ya evitamos incluso que un 70 por ciento de los menores vaya en un futuro a prisión --explica--, un gran logro de los profesionales que trabajan conmigo y de los que yo soy sólo la cabeza más visible.

Por: Aránzazu Ibáñez

Fuentes de información:
Fundación Talita Aragón
http://talitaaragon.org/?ver=noticias&n_id=49
 Ibercaja Patio de la Infanta

miércoles, 14 de marzo de 2012

Reflexiones de expertos en Neurociencia: cómo aprende el cerebro





"Se sabe que no conviene pasarse la noche en vela antes de un examen, que para fijar un conocimiento es más efectivo dejar lapsos de descanso entre las repeticiones y que en la secundaria convendría atrasar el horario de ingreso a clase para sintonizarlo con los ritmos biológicos de los adolescentes"

"Todos tenemos ideas intuitivas de cómo debería ser la educación -dice Mariano Sigman, director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA-. Lo que proponemos es intentar el ejercicio de ir más allá de las intuiciones, para basarnos en razonamientos esbozados a partir de conocimientos empíricos y de métodos racionalmente diseñados."

Para entenderlo, Sigman propone un ejemplo muy actual: el uso del ordenador en la escuela.
"La inserción del ordenador en el ámbito escolar es un tema urgente, porque está sucediendo -dice- y no tenemos mucha idea de qué hacer con ella. Por un lado, modifica el flujo del conocimiento, pasando del profesor que «vuelca» el conocimiento en el alumno, al estudiante que descubre y explora el mundo. En un caso, uno adquiere conocimientos, y en el otro, descubre procedimientos, lo cual es bueno. Pero hay otros usos que pueden ser peligrosos, como cuando se terceriza en las máquinas la capacidad de cómputo que nos ofrece la matemática, que nos cuesta mucho adquirir."

Por lo pronto, los hallazgos de las neurociencias están poniendo en tela de juicio muchas nociones aceptadas en el sistema escolar. Por ejemplo, que hay que organizar los cursos de acuerdo con la edad o que hay que aprender a leer a los seis años. "Todavía nadie demostró que sea mejor hacerlo a esa edad que a los cuatro o a los siete años", dice Stanislas Dehaene, profesor del College de France y reconocido como uno de los mayores expertos en cómo la mente procesa la lectura y la matemática.

La lectura en el cerebro

Según Dehaene, el cerebro posee una región especializada para reconocer la letra escrita que se "recicla" al aprender a leer.
"Se detecta en individuos de todas las culturas, en los que hablan inglés, francés, italiano o chino, siempre en la misma ubicación -afirma-. Está selectivamente involucrada en la lectura. De hecho, las personas que sufren un daño en esa región pierden la posibilidad de leer, pero no la de ver."
Las neuronas de esa región responden no sólo a caras u objetos, sino también a formas simples, como las que constituyen un alfabeto. Según sus investigaciones, al aprender a leer, los circuitos dedicados al reconocimiento de palabras avanzan en el área fronteriza por sobre los dedicados al reconocimiento de caras. Curiosamente, por eso, a medida que aprendemos a leer nos vamos haciendo un poco menos efectivos en el reconocimiento de caras.
"La competencia entre caras y palabras ocurre en la frontera [entre ambas regiones] -dice Dehaene-: a medida que hay más espacio ganado por las palabras, las caras ocupan menos lugar."
El aprendizaje de la lectura también induce cambios en el procesamiento del lenguaje hablado, que se hace más rápido y eficiente. Y hasta podría mejorar la mielinización (recubrimiento con una membrana) de las fibras nerviosas.

Aprender a razonar

Uno de los componentes básicos del aprendizaje es el razonamiento. Se sabe que esa capacidad aumenta entre los seis y los 18 años, pero ahora también se están cartografiando los cambios estructurales del cerebro que permiten predecir quiénes van a mejorar y quiénes no.
"El razonamiento es un andamio para la adquisición de conocimiento; ¿es posible reforzarlo con la práctica?", se pregunta Silvia Bunge, hija del físico y filósofo argentino Mario Bunge e investigadora del Instituto Hills de Neurociencia, en la Universidad de California en Berkeley. Sus estudios, aunque todavía preliminares, parecen indicar que sí. "Vimos mejoras en tests de matemática y en memoria de trabajo, entre otros aspectos vinculados con el aprendizaje, luego de algunas semanas de entrenamiento cognitivo -afirma-. Personalmente, creo que la neurociencia podría ayudarnos a reconocer cambios sinápticos incluso antes de que se registren en el plano del comportamiento, ofrecer pistas para el desarrollo de intervenciones educativas o explicar por qué unas son mejores que las otras."

Entrenar la atención

Otra esfera de interés es la de la atención, condimento principalísimo del aprendizaje que exige no sólo concentrarse en un tema, sino también bloquear los demás estímulos que llegan al cerebro.
Según explica Courtney Stevens, psicóloga de la Universidad Willamette, en Oregon, Estados Unidos, en estudios realizados con Helen Neville detectaron que existirían chicos que tienen dificultad en suprimir los estímulos no relevantes. La buena noticia es que un entrenamiento de 100 minutos diarios a lo largo de seis semanas con un programa computarizado les permitió mejorar.
Pero si bien se están registrando cada vez más avances en el conocimiento de los engranajes del cerebro, los científicos advierten que es importante tomarlos con cautela y no hacer caso a las recetas simplificadas ni a las soluciones mágicas para mejorar la educación de un día para el otro.

"No siempre lo que es intelectual o científicamente interesante resulta relevante para la práctica educativa -dice John Bruer, filósofo, profesor de la Universidad de Washington y presidente de la Fundación James McDonnell, que hizo posible esta reunión internacional tanto como su primera versión, que fue el año último en Atacama, Chile-. La mayoría de nuestras investigaciones aparecen en revistas que muchos ni siquiera oyeron nombrar. Pero tenemos que hacer un esfuerzo para atravesar el abismo que separa a la ciencia de la escuela."



Por: Aránzazu Ibáñez

Fuente de información

Nora Bär, editora de la sección Ciencia/Salud de LA NACION, 
lanacion.com (prensa, edición digital)
http://www.lanacion.com.ar/1455875-pistas-sobre-como-aprende-el-cerebro

sábado, 10 de marzo de 2012

El estrés crónico afecta a la memoria del adolescente


El estrés crónico afecta al cerebro tanto en la adolescencia como en la edad adulta, pero en la etapa adolescente tiene afección en la memoria, lo que podría conducir a una enfermedad mental. En un estudio con ratas machos de edades jóvenes realizado en la Universidad de Búfalo, en Estados Unidos, han encontrado que una sobrecarga constante deteriora significativamente la memoria para el reconocimiento temporal, un proceso cognitivo controlado por la corteza prefrontal (PFC)






Según explica Zhen Yan, profesora del Departamento de Fisiología y Biofísica en la escuela de Medicina y Ciencias Biomédicas en la Universidad de Buffalo, “hemos identificado una relación causal entre las moléculas y los comportamientos que intervienen en las respuestas del estrés”.

La investigación desarrollada refuerza el conocimiento previo de los neurocientíficos de que el sistema de glutamato es decisivo en una enfermedad mental, aparte de ser clave para comprender mejor cómo tratar los trastornos como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.

La investigación se realizó con ratas macho de edades que se corresponden con la adolescencia en los seres humanos, período en el que el cerebro es más sensible al estrés, siendo especialmente significativa la afección en la corteza prefrontal –controla la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la atención-, que no madura hasta que se alcanzan los 25 años de edad y que sufre cambios drásticos durante la adolescencia.

Con este estudio, los investigadores constataron que había una pérdida de expresión en el receptor de glutamato, que se corresponde con un deterioro significativo en la capacidad de los animales de recordar y de reconocer los objetivos que habían visto con anterioridad. Un déficit cognitivo que no se observó en los adultos de forma similar con los mismos niveles de estrés.

No obstante, los investigadores apreciaron durante la investigación que con la interrupción de las enzimas que intervienen en la pérdida de la activación de la expresión del receptor de glutamato, se puede prevenir el deterioro cognitivo inducido por la exposición al estrés crónico.

De esta manera, los investigadores creen que han podido encontrar una forma de evitar los efectos perjudiciales del estrés crónico. De hecho, algunos fármacos antipsicóticos que están actualmente en el mercado afectan al sistema glutamante, si bien los investigadores también matizan que estos fármacos afectan además a otros sistemas neurotransmisores.

Así, apuntan a que, sobre la base la investigación realizada, se podrían desarrollar mejores medicamentos para tratar la enfermedad mental grave y para reducir la afección en el cerebro del estrés crónico.

La investigación ayudará a comprender mejor por qué y cómo se producen las enfermedades mentales y cómo tratarlas, sobre todo, en los casos de esquizofrenia, cuyo inicio se suele producir en la adolescencia tardía habitualmente.




Por: Aránzazu Ibáñez


Fuentes:

Eva Sereno, Aprendemas.com

http://www.aprendemas.com/Noticias/html/N9933_F09032012.html

Neuron Journal, Volumen 73, Número 5 , 962-977, 08 de marzo 2012 

El estrés repetido causa un deterioro cognitivo por la expresión de receptores de glutamato y la Supresión de la función en la corteza prefronta



domingo, 4 de marzo de 2012

¿Los padres castigan a sus hijos o son los padres los castigados?


El castigo es una forma de cortar un comportamiento que no se puede pasar por alto. Su objetivo es pretende dar respuesta a una situación grave que pone en riesgo al adolescente. Los castigos pueden ser eficaces si se utilizan correctamente pero no deben usarse como medio habitual para corregir la conducta. No es la forma principal o única para hacer frente a las malas conductas.



Estatua de padre e hijo, Gustav Vigeland,
Parque Vigeland Noruega.


En primer lugar, hay que tratar de utilizar la comunicación con los adolescentes. Hay que escucharlos y llegar a un acuerdo, ver las consecuencias de su mala actitud y tomar como una lección la situación generada por la mala conducta para que no se vuelva a realizar. Suponiendo que no exista riesgo de que se repita la situación, entonces la comunicación será suficiente y no habrá necesidad de la disuasión adicional que el castigo puede proporcionar. 

El psicólogo norteamericano Carl Pickhardt indica su libro “Stop the screaming", cómo los adolescentes han dejado en el pasado las discusiones sin sentido con sus padres y han comenzado a elaborar estrategias de acuerdo a la personalidad de éstos para chantajearlos y conseguir lo que quieren.

El castigo no sólo proporciona negatividad a una relación tensa temporalmente, sino que puede provocar que sea el propio adolescente el que castigue a los padres.

Pickhardt entrevistó a más de 1.000 padres y adolescentes estadounidenses y concluyó que hay un cambio en la táctica que emplean los jóvenes para conseguir lo que quieren. Antes no llevaban consigo más que el argumento del “derecho a salir” en cambio ahora estudian minuciosamente a sus padres. Estos preparan la forma de actuar y hablar según la personalidad de cada progenitor: lo ignoran, lo critican o lo adulan. Y consiguen así el deseo de turno. “Los padres llegan a agobiarse con este desgaste emocional y se sienten vulnerables”, explica Pickhardt. Los adolescentes ponen a prueba a los padres y evalúan su capacidad de consecuencia, tolerancia de la frustración y contención.

En la adolescencia, la independencia de los padres es vital. Eso les da “un liderazgo especial entre los amigos, porque alcanzan el mayor anhelo adolescente: hacer lo que quieren o probar todas las experiencias”, dice Pickhardt.

La manipulación no es la estrategia base para alcanzar cosas, según Pickhartd y explica que todo es parte de un proceso de descubrimiento de cómo se mueve el mundo y los chicos en él durante la adolescencia. El problema es cuando creen que la extorsión emocional es la única manera de llegar a un fin. “Eso en su vida adulta les hace daño e incluso podrían llegar a ser violentos psicológicamente con sus parejas”, afirma este psicólogo.

Por otro lado, los padres deben impedir que su vulnerabilidad emocional influya en las decisiones respecto de su hijo. Un camino para ello es que se adelanten al “escáner” que los adolescentes hacen y compartan, por ejemplo, sus miedos con la familia. Miedo al fracaso, a que no los quieran o que no los respeten. “Así se le quitan argumentos al hijo para que pueda chantajear emocionalmente”, dice Pickhardt.

Tampoco es aconsejable que sean los padres quienes chantajeen al hijo. La clave es predicar con el ejemplo, pues usar el chantaje para resolver un conflicto puede ser resultado de incomunicación familiar. Pickhardt advierte que si los hijos se acercan a los padres sólo para chantajearlos en la búsqueda de un permiso es un signo de algún mal funcionamiento familiar. Por eso, los padres deben ser flexibles: sentarse con ellos y decirles: “Tu pataleta no va a cambiar mi actitud, pero estoy abierto a escuchar lo que te pasa”.

Finalmente, dejo reflejadas algunas de las personalidades de los padres que los hijos más comúnmente identifican como manipulables:
  1. Padre/madre adulado/a. Cuando al adulto le importa en exceso la aprobación, el hijo sabe que adulando a su padre conseguirá lo que quiere. Si no lo consigue bastará una pataleta que prive al adulto de la admiración. Comúnmente la estrategia se inaugura con frases como “¡guapo/a!” o “¿cómo te ha ido el trabajo?”, que preceden a la petición.
  2. Sensible al rechazo. Con un adulto sensible al rechazo, el adolescente actuará ofendido o agraviado. El chantaje emocional funciona cuando el adulto no soporta que el hijo actúe como si no lo quisiera. Aquí los “nunca” (nunca me escuchas) y los siempre (siempre te enojas) que se usan en la infancia se perfeccionan.
  3. Con tendencia a la culpabilidad. Ante un adulto con tendencia a la culpabilidad, el adolescente expresa sufrimiento actuando de manera triste y usando frases que no concuerdan con la expresión emocional que la acompaña: “No importa” con cara de “es lo peor que me ha pasado”. El adulto complace al hijo porque se siente responsable de su infelicidad.
  4. Intimidado/a. Si un adulto es tímido, el adolescente puede expresar explosividad al hablar en voz alta usando insultos y gritos o actuar amenazante como si fuera a perder el control. El chantaje emocional funciona cuando el padre cede al sentir temor de que su hijo se altere y él se vea sobrepasado al no poder controlarlo.

Aránzazu Ibáñez

Fuentes:

Carl Pickhardt, Ph.D., is a psychologist in Austin, Texas.
His most recent books are: The Connected Father, The Future of Your Only Child, and Stop Screaming.
http://carlpickhardt.com/welcome.html
http://www.psychologytoday.com/blog/surviving-your-childs-adolescence/200901/adolescent-is-not-child


Libro revela cómo enfrentar el chantaje emocional de los hijos, Lissette Fuentes. Diario digital La Tercera.

http://diario.latercera.com/2010/03/07/01/contenido/16_25862_9.html






jueves, 1 de marzo de 2012

“La adolescencia es como una casa en día de mudanza: un desorden temporal” (Julius Warren)


El autor de esta frase, Julius Warren, se refería así a todos los cambios que sufren los adolescentes en la transición a adultos que calificamos como pubertad. La adolescencia es una etapa especialmente difícil y complicada debido a los cambios físicos, mentales, afectivos y emocionales por los que atraviesan los adolescentes.






Los cambios físicos están íntimamente unidos a los cambios en la maduración sexual, las hormonas sexuales son las que despiertan en los adolescentes una fuerza interna que no saben controlar y que ellos mismos descubren como tendencia sexual

Por otro lado, la capacidad cognitiva aumenta considerablemente en el adolescente. Cuando se da un proceso de mayor nivel cognitivo se pueden reconocer las diferencias entre el yo real y el ideal, aunque al existir una excesiva discrepancia, se produce un desajuste y la depresión puede ser la causa principal ya que se producen sensaciones de fracaso y excesiva autocrítica. El adolescente se encuentra constantemente siendo juzgado por su peor juez, que es él mismo. Esta autocrítica puede ir desde aspectos físicos sin importancia para el resto de las personas, hasta inconformidad con su propia personalidad. Los adolescentes muestran su falso yo para impresionar y para ejercer nuevos roles y su verdadero yo lo muestran con sus amistades íntimas cuando tienen una cita con el sexo opuesto.

La autoestima atraviesa diversas características dependiendo del periodo de desarrollo, así, en algunos estudios se ha observado que existe una tendencia que marca una disminución de la autoestima en la adolescencia temprana, con cierto aumento en la adolescencia tardía y la adultez emergente. Esta variación se genera a partir de situaciones en las que el adolescente se siente en un escenario donde es el centro de atención de todo el público, el cual puede emitir juicios favorables, pero también desfavorables. Estos juicios son de gran importancia cuando surgen de sus amigos, los cuales, al igual que él, puede tener un dominio del sarcasmo y el ridículo.

Según el Ph. D. Jeffrey Jensen esta parte de la autoestima, es más difícil para las chicas que para los chicos,“en la adolescencia, las muchachas tienen una imagen corporal más negativa que los varones y son más críticas de su aspecto” eso se debe  a que al desarrollar su nuevo cuerpo de mujer, se tiende a ganar peso en ciertos lugares, pero esto les crea un conflicto, debido al constante bombardeo de imágenes de delgadez que se manejan en las revistas y programas de televisión. Además, resulta difícil porque en esta etapa comienzan las relaciones con los chicos, la cual crea “evaluaciones” por parte de ellos, especialmente en lo físico, las citas, junto con los cambios físicos, y emocionales, son algunas de la razones que contribuye a la inestabilidad emocional de los adolescentes.Por otra parte, los adolescentes tienden a utilizar la comparación social para evaluarse a sí mismo. Los adolescentes tienen una sensación de inseguridad y preocupación cuando tratan de comprenderse a sí mismos.

La elaboración de la identidad pone a prueba las fortalezas y debilidades propias y del entorno. Es conocer quién es, hacia dónde se dirige en la vida y en qué forma uno encaja en la sociedad. Se trata de un núcleo fijo y coherente que junto a la razón le permiten al ser humano interactuar con otros individuos presentes en el medio. Según la teoría de Erikson, el mayor obstáculo que debe enfrentar el desarrollo de los adolescentes es el establecimiento de una identidad. Al final de la adolescencia, la identidad comienza a actuar como una fuerza moldeadora que orienta los planes y proyectos de vida. El contenido de la identidad tiene que ver con los compromisos, las elecciones, la ocupación laboral, los valores, las ideologías, la conciencia crítica, los roles, y la sexualidad. Erikson (1974) menciona la importancia de la socialización en la integración mutua con los valores y los intereses y dice que desarrollar un sentido de identidad es una tarea fundamental para el adolescente. Para este autor, el problema central de la adolescencia es la identidad frente a la confusión de la identidad. El sentido claro de una identidad personal constituye un aspecto de funcionamiento psicológico óptimo.

El desarrollo de la personalidad del adolescente culmina con la concepción del mundoLa concepción del mundo se va conformando a lo largo de la vida, pero alcanza su primera formulación significativa en la adolescencia y viene siendo el núcleo rector de la personalidad que orienta la conducta del sujeto en los diversos sectores de la vida. En el desarrollo afectivo, es una etapa en la que el adolescente se convierte en un ser mucho más independiente. Los adolescentes deben sentirse aceptados y apoyados por sus padres, aun y cuando esta etapa es de distanciamiento. Las relaciones entre adolescentes y padres son cruciales, los progenitores deben brindarles amor y aliento para que su autoestima aumente. Los padres son la cuna de la identidad y deben abrazar y responsabilizarse de sus hijos. Estos pueden ayudar a los adolescentes a alcanzar niveles más altos de desarrollo moral si les dan la oportunidad de hablar, presentar e interpretar conflictos morales y exponerlos. Cuando se hace esto, los jóvenes y adolescentes que exteriorizan sus opiniones más son aquellos cuyos padres emplean el humor y ponderan las intervenciones de sus hijos, los escuchan, les preguntan sus opiniones y les animan a participar de otras formas.

Por su parte, mencionan Moreno, A. y del Barrio, C. (2000) la adolescencia de los hijos es también una etapa de crisis para los padres ya que éstos tendrán que vivir junto con el adolescente estos cambios: el hijo que tienen frente a sí no es un niño pero tampoco es un adulto y no será de extrañar sus cambios en el comportamiento mostrándose oposicionista y desafiante.
El adolescente siente la necesidad de estar menos tiempo con sus padres, lo que le va a permitir desprenderse de ellos y estar en posibilidad de establecer nuevas relaciones principalmente con otros adolescentes; el adolescente desarrolla modas en el vestir, en el saludo, en el lenguaje, en el arreglo o desarreglo personal, se obsesiona con ideas radicales manifestándose, situaciones que van a repercutir de una u otra forma, en mayor o menor medida en la actitud y en el comportamiento de esos padres hacia sus hijos adolescentes, y es así como también con aportación de los padres el adolescente va conformando su identidad.

Se identifican una serie de rasgos en el estilo educativo de los padres asociados a una alta autoestima y son, entre otros: expresar los sentimientos positivos hacia el adolescente, estar el pendiente de su vida, de su estado de ánimo y de sus preocupaciones, dialogando y llegando a acuerdos, organizar salidas en familia a comer, asumir el rol de padre o madre y no de amigo, ser objetivos y claros al tratar de proporcionar ayuda, establecer reglas claras y justas junto con los hijos, dar libertad conforme a los límites establecidos debe quedar claro que la libertad se gana o se pierde conforme el adolescente demuestre ser responsable y maduro al tomar decisiones.

Los adolescentes pueden entrar en una etapa de crisis de identidad. Durante esta etapa analizan sus opciones y buscan llegar a comprometerse con algo en lo que puedan tener fe.
J. Jensen, señala la dificultad que se genera si el adolescente no logra manejar la discrepancia entre su yo real y su yo ideal, llegando a estados depresivos; pero también comenta sobre lo positivo cuando el adolescente se siente motivado a alcanzar su yo ideal.
El nivel de confianza que los adolescentes tengan en sus compromisos influye en su capacidad para resolver sus crisis de identidad. La confusión de la identidad típica de la adolescencia, los lleva a agruparse entre ellos y a no tolerar bien las diferencias, como mecanismos de defensa ante dicha confusión. A veces también muestran su confusión actuando de maneras más infantiles e irresponsables para evitar resolver conflictos o actuando de manera impulsiva y sin sentido.

El saber que desean hacer en su futuro y el fijarse metas para realizar lo que quieren es muy importante en un adolescente ya que le brinda una estabilidad emocional. Uno de los aspectos más importantes de esta búsqueda de identidad consiste en decidir que profesión o carrera desean tener. El adolescente se encuentra con una serie de dificultades porque le es difícil ser objetivo debido a la crisis propia de su edad. Los adolescentes suelen poner por delante sus intereses para elegir una carrera sin tomar en cuenta las aptitudes y habilidades, sin buscar la ayuda del orientador para el desarrollo de estas habilidades que son importantes en el desempeño dentro de la carrera.

Aránzazu Ibáñez.


Fuentes de la información

1-  “La adolescencia es como una casa en día de mudanza: un desorden temporal”, Julius Warren.
2- Jeffrey Jensen Arnett received his Ph.D.  from the University of Virginia, and did three years of postdoctoral   work at the University of Chicago, http://www.jeffreyarnett.com/articles.htm
3- Erikson, Erik(1974). Identidad juventud y crisis. Paidos.
4- Moreno, A. & del Barrio, C. (2000). La experiencia adolescente: A la búsqueda de un lugar en el mundo. Buenos Aires: Aiqué.