viernes, 30 de diciembre de 2011

Mantener ocupados a nuestros hijos.


Louis Caplan experto en ictus, neurólogo y miembro de la Academia Americana de Neurología explicó que la estrategia que él y su esposa utilizaban para dar a sus hijos la mejor oportunidad para el éxito era mantenerlos ocupados. ¿Ocupado haciendo qué? " Su respuesta: " La música y la natación" 
La investigación sobre el desarrollo del cerebro proporciona evidencias para apoyar su opinión. El desarrollo del cerebro ayuda a explicar los comportamientos de riesgo que son comunes a los adolescentes y proporciona pistas acerca de por qué el abuso de drogas es especialmente peligroso durante este tiempo.
Un aspecto importante de la maduración del cerebro es el desarrollo de las conexiones cerebrales o las redes que enlazan las diferentes partes del cerebro entre sí. Dos regiones importantes que desarrollan fuertes conexiones durante la adolescencia son el cuerpo estriado, que reconoce y busca experiencias gratificantes, y la corteza prefrontal, que regula la capacidad para controlar el comportamiento, tiene en cuenta las consecuencias, y ayuda a superar la impulsividad. La corteza prefrontal es capaz de amortiguar la inmediata búsqueda de recompensa de los efectos del estriado cuando la red está completamente desarrollada. El cuerpo estriado madura antes que la corteza prefrontal y tiene un efecto mayor sobre el comportamiento de los adolescentesEsto ayuda a explicar por qué los jóvenes tienen menos autocontrol y, a menudo buscan emociones.
El alcohol y otras sustancias de abuso afectan el desarrollo del cerebro adolescente de manera diferente que el cerebro adulto. Los adolescentes experimentan menos efectos negativos del alcohol en comparación con los adultos. Se necesita una mayor dosis de alcohol para llegar a similares niveles de alcohol en la sangre en los adolescentes que los adultos y los adolescentes son menos sensibles a los efectos intoxicantes del alcohol como la sedación. También son menos propensos a sufrir "resacas" que los adultos.Estos efectos negativos, que ayudan a regular el consumo excesivo de alcohol, se silencian en los adolescentes.
Al mismo tiempo, el alcohol es especialmente tóxico para el cerebro en desarrollo. El exceso de alcohol daña las células cerebrales y el uso de las fibras que conectan las regiones del cerebro. Se reducen ciertas regiones del cerebro y dejan de madurar nuevas células cerebrales. Durante la adolescencia, algunas regiones del cerebro tales como las implicadas en la memoria, siguen  haciendo nuevas neuronas  a través de la expansión de las células madre neurales. El alcohol se dirige específicamente a las células madre neurales y, por lo tanto, su impacto negativo se magnifica en los adolescentes.

Entonces, ¿qué deben hacer los padres y otros adultos? Teniendo en cuenta la realidad del desarrollo del cerebro, evitar la toma de riesgos dañinos en los adolescentes probablemente sea imposible, lo que lleva de nuevo a los consejos del Dr. Caplan: "Mantenga a sus hijos ocupados en actividades que promuevan la disciplina,  como practicar deportes o un instrumento musical" y, no nos olvidemos de la comunicación abierta con nuestro hijo que es de dónde debemos partir.

Traducido por: Aránzazu Ibáñez.

Fuente:

The Adolescent Brain: What neurology can teach us about protecting teens.

Neurology Now
December/January 2011; Volume 7(6); P 9

Brey, Robin L. M.D., Editor-in-Chief


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Adolescentes y redes sociales


El neurocientífico Gary Small, de la Universidad de Los Ángeles y autor del libro "El Cerebro Digital", afirma que la generación actual entabla contactos de otra forma. Son las redes sociales como Facebook, Tuenti y Twitter  la nueva manera de entablar contacto. 

Según este investigador, por el uso de las nuevas tecnologías los adolescentes son más impacientes y sustituyen la profundidad por la amplitud. Reflexionan menos y reaccionan de inmediato. Su mente va de un lado a otro. Y es que Internet no sólo ha cambiado la forma en la que trabajamos, nos comunicamos y nos divertimos, sino también el funcionamiento del cerebro.

Mediante pruebas de resonancia magnética, Small ha constatado que, navegando por Internet se refuerzan los circuitos cerebrales, específicamente los que controlan las habilidades tecnológicas, pero no los que están relacionados con habilidades sociales. Y eso es preocupante para el adolescente, ya que su cerebro aún no está desarrollado del todo, algo que transcurre entre los 23 y 25 años.

La inmadurez psicológica y fisiológica del adolescente se hace notoria al enfrentarse a los problemas que plantea la comunicación on line. Ahora sabemos que el cerebro adolescente no capta bien los riesgos y tiende a hacer elecciones inapropiadas frente a situaciones potencialmente peligrosas, debido en parte a que no ha terminado el desarrollo neuro-químico.

Esta condición da lugar en los jóvenes a lo que ha dado en llamar una especie de “ansiedad por el riesgo”, conducta que se hace evidente cuando entran en contacto con Internet y aumenta la posibilidad de que busquen riesgos y se expongan a situaciones comprometidas.

Otro concepto surgido es el de "riesgo atenuado" referido a la inhabilidad del adolescente para usar el pensamiento crítico y tomar decisiones evaluando previamente los riesgos. Esta condición se refleja en la facilidad con la que los jóvenes pueden ofrecer información personal a través de Internet o vincularse con personas que sólo conocen a través de ese medio.

Se suma, también, la dificultad para la “generalización” de experiencias. De aquí que a esa edad se puede comprender intelectualmente los peligros que traen consigo las redes sociales, pero resulta que en la práctica cuando chatean no aplican lo que aparentemente saben de los problemas en que se pueden ver envueltos.
 
Finalmente, añadir que el cerebro adolescente está expuesto a un exceso de estímulos que pueden conducir a un riesgo de adicción. Según algunos estudios, la adicción a Internet se da en un 3% de los jóvenes entre los 14 y 18 años. El perfil del joven enganchado es el mismo del que abusa de drogas o alcohol y se caracteriza por: impulsividad, búsqueda continua de la novedad, baja autoestima y pocas habilidades sociales

El problema añadido es que la adicción es «silenciosa» y se percibe principalmente en el hogar. Son, sobre todo, los videojuegos y los juegos de rol los más seductores. Si el joven se dedica a ello a deshoras –de noche y de madrugada, ¡hay que estar alerta!

Para que los padres estén preparados para ayudar a los adolescentes a regular ciertas conductas peligrosas se hace necesario que aquellos conozcan la tecnología moderna de la información. Es la única manera de poder plantearse las cuestiones más importantes y evaluar las actividades de sus hijos en la red.

En la web los adolescentes pueden ser víctimas de acoso en las redes sociales. Por ejemplo, con las tecnologías de video foto (My Spaces, Google Video; etc.) o juegos on line (Gunz, Runescape). Estas experiencias pueden incluir el envío de fotos sexuales provocativas, videos, conversaciones sexuales vía chat, correos electrónicos y otras formas de enviar mensajes. Algunos consejos dirigidos a los padres sobre el uso responsable de estas redes sociales son:

1.      Conocer como funcionan estas redes. No podemos controlar aquello que no sabemos como funciona.
2.      Conversar con nuestro hijo sobre lo que hace o habla en las comunidades mediante un diálogo distendido desde la curiosidad que facilite la comunicación entre ambos.
3.      Comentar sobre lo fácil que es adoptar una identidad falsa y que aprenda a desconfiar de los supuestos “amigos” que no conoce.
4.      Es más seguro que su hijo otorgue unos permisos para compartir sólo con sus amigos conocidos (los del instituto, del barrio, etc).
5.      Protejer la información personal de sus hijos (donde vive, su nombre y apellido, conformación familiar, colegio al que asiste, etc.). Para ello es preciso que le muestre su perfil.
6.      Aconséjar que nunca aporte información personal.
7.      Mantener una buena comunicación y tener en cuenta que puede acceder a la comunidad  desde cualquier ordenador conectado a Internet ( a veces si se lo prohibimos lo hacen desde la casa de amigos, cíberaula, cibercafé, etc.) 

Aránzazu Ibáñez

      Fuentes:

  • Psychologies Magazine, N° 81
  • Internet y Adolescencia: inmadurez cerebral http://www.sexualidadsana.com.pe/principal/content/view/956/33/
  • Aula 2, Centro de Orientación Educativa, http://www.aula2.com/blog/?p=29

martes, 20 de diciembre de 2011

Rutinas de sueño de los adolescentes


Los investigadores de la Universidad de Sevilla: Alfredo Oliva Delgado, Mª Carmen Reina Flores, Miguel Ángel Pertegal Vega y Lucía Antolín Suárez han realizado un estudio en el que se describen las rutinas de sueño de una muestra de 2400 adolescentes andaluces con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años y su relación con tres indicadores de ajuste psicológico, como son el consumo de sustancias, los problemas interiorizados y los exteriorizados, ambos evaluados mediante el “Autoinforme juvenil” (Youth Self Report, YSR; Achenbach, 1991). 


Los resultados indican que, sobre todo entre los adolescentes de más edad, hay un importante déficit de sueño los días de colegio y un retraso en la hora de acostarse durante los fines de semana. Estas rutinas de sueño se mostraron significativamente relacionadas con el ajuste psicológico, ya que aquellos que declararon dormir menos horas y que se acostaban más tarde los fines de semana presentaron un peor ajuste emocional y conductual. Se sugiere la importancia de poner en marcha algunas medidas que permitan a los adolescentes unas rutinas de sueño más saludables.



El sueño es un proceso activo que tiene una clara función reparadora, esencial no sólo para el funcionamiento físico y mental sino incluso para la supervivencia del individuo. Esta función resulta especialmente necesaria en los periodos en los que la maduración cerebral es más intensa, como la primera infancia y la adolescencia (Dahl y Lewin, 2002). Sin embargo, a pesar de la gran necesidad de sueño que tienen los adolescentes, y que los especialistas sitúan en torno a las nueve horas (Carskadon, Acebo y Jenni, 2004), hay algunos datos que indican que con la llegada de la pubertad y de la educación secundaria disminuye el número de horas que chicos y chicas destinan al sueño, lo que supone un incremento de la somnolencia diurna que puede tener algunas consecuencias negativas sobre sus actividades cotidianas (Carskadon, 2002). 




Esta carencia de sueño en los adolescentes es el resultado de una combinación de factores biológicos y socioculturales:



  • Por una parte, con la pubertad se produce un cambio acusado en los ritmos circadianos de sueño y vigilia que no suele pasar inadvertido para quienes conviven con ellos. Estas alteraciones, que son el resultado de cambios puberales en la secreción de melatonina a lo largo del día, hacen que chicos y chicas no sientan deseos de irse a dormir hasta bien entrada la noche, y que, por lo tanto, por las mañanas les cueste más trabajo despertarse (Carskadon, Vieira y Acebo, 1993). No obstante, se precisan de más investigaciones que aclaren los mecanismos que subyacen a la relación entre pubertad y cambios de patrones de sueño, ya que un estudio longitudinal reciente ha hallado que las alteraciones en los patrones de sueño anteceden a la mayoría de cambios asociados a la pubertad (Sadeh, Dahl, Shahar y Rosenblat-Stein, 2009).
  • Por otra parte, este retraso en los ritmos de sueño y vigilia suele ir acompañado de un adelanto en los horarios escolares con la entrada en la educación secundaria, lo que se traduce en un menor número de horas dedicadas al sueño durante los días lectivos, algo que se ha encontrado en estudios realizados en diversos países (Crowley, Acebo y Carskadon, 2007; Knutson y Lauderdale, 2009; Laberge et al., 2001; Ortega et al., 2010; Van der Bulck, 2004). A esos cambios asociados a la pubertad y la educación secundaria hay que sumar algunos factores psicosociales que también van a interferir con el sueño adolescente, como son la menor supervisión parental, la mayor autonomía para decidir el momento de irse a la cama, el incremento de tareas escolares para casa, las alteraciones emocionales que suelen ser frecuentes en los primeros años de la adolescencia, o el fácil acceso a un gran número de actividades estimulantes (internet, videojuegos, o televisión) (Dahl y Lewin, 2002; Griffiths, 2005). 

Además, una característica del sistema de regulación circadiana, que resulta relevante para los patrones de sueño adolescente, es que se adapta lentamente a los cambios en las rutinas de sueño y vigilia. Si tenemos en cuenta que muchos adolescentes cambian radicalmente estos horarios durante los fines de semana, en que se acuestan y levantan más tarde de lo habitual, cabe esperar que estos desfases tengan consecuencias negativas sobre la regulación del sueño, lo que unido a su menor duración ha generado una preocupación más que justificada acerca de la influencia que dichas alteraciones pudieran tener sobre el comportamiento y el ajuste psicológico de los chicos y chicas adolescentes (Dahl y Lewin, 2002).


Quizás sean la somnolencia, el cansancio y la falta de atención en la realización de tareas o actividades escolares, con la consiguiente repercusión sobre el rendimiento académico (Kowalski y Allen, 1995; Wolfson y Carskadon, 1998), algunas de las consecuencias más documentadas de las alteraciones del sueño. No obstante, más recientemente han empezado a aparecer datos que indican que la privación de sueño en adolescentes está relacionada con algunos indicadores de bienestar psicológico, interpersonal y somático.


El papel que el sueño juega en la regulación emocional ha hecho que diversos estudios hayan analizado la relación entre la falta de sueño y diversos problemas emocionales. Así, Wofson y Carskadon (1998), Roberts, Roberts y Duong (2009) y Gangwisch et al. (2010) han encontrado una relación significativa del retraso en la hora de irse a la cama y el periodo de sueño insuficiente con los estados de ánimos depresivos entre adolescentes e incluso con los pensamientos suicidas. Otros estudios han hallado que el sueño insuficiente se asoció con un aumento de las emociones negativas y un pobre funcionamiento socioemocional (Kirmil-Gray, Eagleston, Gibson y Thoresen, 1984), así como con una mayor prevalencia de los trastornos psiquiátricos (Blader, Koplewicz, Abikoff y Foley, 1997). No obstante, conviene matizar que la relación puede ser bidireccional, ya que los adolescentes depresivos frecuentemente padecen trastornos del sueño (Dahl y Lewin, 2002). Tampoco faltan estudios que no han encontrado relación significativa entre la ansiedad o los síntomas depresivos y las horas de sueño, aunque sí con la somnolencia diurna (Moore et al., 2009).


La regulación emocional también juega un papel importante en el control de determinados comportamientos, por lo que tampoco es de extrañar que la carencia de sueño aparezca asociada, en los adolescentes, a la conducta agresiva o antisocial (O’Brien y Mindell, 2005), a los accidentes de tráfico ( Danner y Phillips, 2008; Pizza et al., 2010) o al consumo de sustancias (Choi et al., 1997; Holmen, Barrett-Connor, Holmen, y Bjermer, 2000). A esos datos procedentes de estudios con adolescentes hay que sumar los resultados de la experimentación con animales que indican claramente que la falta de sueño está asociada con un aumento de la conducta agresiva y violenta (Vogel, Minter y Woolwine, 1986).



El estudio realizado por estos investigadores de la Universidad de Sevilla persigue dos objetivos: por una parte, realizar un análisis descriptivo de las rutinas relacionadas con el sueño en una muestra de adolescentes andaluces y, por otra parte, estudiar las asociaciones entre estas rutinas y algunos indicadores de ajuste psicológico, como son los problemas interiorizados o emocionales, los problemas exteriorizados o conductuales y el consumo de sustancias.


En relación con este último objetivo, estos investigadores parten de la hipótesis que la escasez de sueño diario y las horas tardías para acostarse, especialmente los fines de semana, estarían relacionados con un mayor consumo de sustancias y con índices más elevados de problemas tanto interiorizados como exteriorizados.

Aránzazu Ibáñez



Fuente de información,
Universidad de Sevilla


Behavioral Psychology / Psicología Conductual, Vol. 19, Nº 3, 2011, pp. 541-555

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cómo acercar a los adolescentes a la lectura



En esta etapa se suele hablar de crisis lectora.  El alejamiento de los jóvenes de la lectura puede deberse a que nunca han encontrado lo que realmente buscaban. Cómo afirma el pedagogo y escritor italiano Gianni Rodari : "Nunca se debe ordenar leer un libro a nadie. Lo mejor es sugerir, mostrar, indicar, aquellos libros que nos parecen los mejores, para que nuestros hijos y alumnos se diviertan y aprendan". 


Teniendo en cuenta las palabras de Rodari, dos son los aspectos importantes que hay que tener en cuenta en esta etapa:


1º- Una buena orientación que anime a los jóvenes a materializar sus intereses lectores. Se trata de una tarea difícil si previamente no se ha adquirido el hábito lector, pero no imposible. Hay algunos jóvenes que buscan dar respuestas a los problemas existenciales en  la soledad y en la reflexión. Así que nunca es tarde para animar a leer, desde casa o desde las aulas a los adolescentes. Siempre existe la posibilidad de llegar a ellos partiendo, sobre todo, de sus motivaciones afectivas


Aunque en la adolescencia el despertar de la afición por la lectura suele depender más de la influencia del profesor y de la práctica educativa, restringirlo sólo a ese ámbito puede conducir al fracaso. De cualquier manera, se debe partir de la motivación por el contagio, enfocando las lecturas como una actividad placentera, lúdica, amena. 


El entusiasmo que muestra quien ama los libros al hablar de ellos es una de las recetas más efectivas. El acto de leer no debe estar precedido por la imposición. Todo lector tiene derecho a leer lo que más le guste, a dejar el libro a medias, a empezar por el final, a criticarlo o a no leerlo si no lo desea.


2º- Encontrar el libro adecuado que ayude a sobrellevar las circunstancias especiales en que se ven inmersos los adolescentes. En la elección adecuada está el verdadero secreto, quizá la tarea más decisiva, en la que padres y educadores deben intervenir. No existen soluciones, lectoras o vitales, válidas para todos; cada adolescente tiene sus propios intereses y la suficiente capacidad crítica para elegir y valorar sus propias lecturas


Sin embargo, es importante no dejar al adolescente solo ante lo leído, sobre todo cuando hay problemas de comprensión. Crear sistemas de lectura paralelos, discutiendo, comentando, transformando los libros…, hace de su lectura una experiencia compartida mucho más enriquecedora.

Aránzazu Ibáñez


Fuente de información,


< http:// www.planlectura.es/recursos/familias/acercarlectur.php >

lunes, 12 de diciembre de 2011

La adolescencia como periodo de cambio

En la adolescencia temprana ocurren dos grandes cambios en la estructura cerebral:

  1. Se da un incremento en la mielina de la corteza frontal. La mielina es una sustancia lipoproteica que actúa como aislante y recubrimiento de la extremidad de la neurona conocida como axón. Su propiedad aislante le confiere a la neurona la capacidad de acelerar la conducción o impulso nervioso.

Este acto anatómico del aumento
 del impulso nervioso
 se reflejará
 en cambios en la conducta del adolescente.


  1. Otro cambio importante es lo que podría llamarse “la poda o recorte” de las uniones neuronales (sinapsis) en la corteza cerebral. Este acto, aunque no es súbito, es lo suficientemente rápido como para generar desaciertos y torpezas que hacen que adolescente parezca que no cabe en ningún lugar. Como en cualquier proceso biológico, los periodos de cambios rápidos en el desarrollo señalan una marcada sensibilidad y vulnerabilidad, tanto en los cambios dependientes de la experiencia como en el de las consecuencias adversas de la perturbación y del insulto.
Por tanto,
 no sería difícil
comprender por qué
 las perturbaciones propias
 del desarrollo del cerebro del adolescente
 dejan una huella distintiva en el comportamiento del adulto.



La adolescencia marca la entrada a un periodo de cambios neurobiológicos sustanciales, con efectos significativos en la cognición, en lo social y en el desarrollo emocional.
Más específicamente se ha propuesto que la adolescencia involucra un cambio en la dirección del control del comportamiento.

Cualquier estímulo, lo suficientemente fuerte como para evocar una respuesta, reforzará o aumentará el número de conexiones sinápticas, las cuales posiblemente perdurarán por toda la vida. Actualmente se reconoce a la adolescencia humana como un gran periodo dinámico del desarrollo neuronal donde los circuitos del comportamiento se remodelan y se redefinen. Varios estudios han señalado lo impredecible del desempeño cognitivo del adolescente una vez transite este periodo.

La habilidad mental puede mejorar o empeorar en una escala mucho mayor de lo que se pensaba hasta el momento. 


La secreción de hormonas sexuales en la pubertad coincide con el período de la adolescencia, el cual ocurre entre los 12 y los 20 años de edad, en los seres humanos. Las hormonas de la pubertad actúan no sólo sobre el tejido periférico causando la aparición de las características sexuales secundarias, que son las señales obvias de la pubertad, sino que además actúan centralmente influyendo en la remodelación del cerebro adolescente y en la maduración del comportamiento.

Aún más, las modificaciones fisiológicas y neurológicas que surgen como consecuencia de las hormonas de la pubertad impulsan cambios significativos en la experiencia individual, las cuales por sí mismas pueden alterar profundamente el desarrollo del cerebro.

Durante este periodo el adolescente comienza a reconocer al otro, ha entender las emociones, las intensiones y las creencias de los demás. En especial identifica aquellos que son sus iguales. Algunos estudios sugieren que la adolescencia se caracteriza por estos cambios de fuerte contenido social, incluyendo un alto grado de autoconsciencia, un aumento en la importancia y complejidad en las relaciones entre iguales, al igual que una mejora en el entendimiento de otros.

Aránzazu Ibáñez

Fuente:

RAFAEL H. PAGÁN SANTINI


miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mapa conceptual, Neurociencia y Educación


He realizado este mapa conceptual para animaros a que practiquéis esta herramienta que es idónea para el aprendizaje significativo. El mapa conceptual es una herramienta de aprendizaje que nos obliga a relacionar y jugar con los conceptos de manera activa y, por lo tanto, ayuda a potenciar la capacidad de la atención y de la memorización de conocimientos.


CEREBRO ADOLESCENTE, NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN




Añado un enlace sobre el origen y el desarrollo de los mapas conceptuales,

http://www.eduteka.org/Entrevista22.php

La Teoría Subyacente a los Mapas Conceptuales y a Cómo Construirlos,

http://cmap.ihmc.us/publications/ResearchPapers/TeoriaCmaps/TeoriaSubyacenteMapasConceptuales.html

Aránzazu Ibáñez

domingo, 4 de diciembre de 2011

Videojuegos violentos y los efectos que provocan en el cerebro

El Dr. Vincent Matthews de la Universidad de Indiana y sus colaboradores han realizado un estudio sobre " videojuegos violentos y los efectos que provocan en el cerebro" y han confirmado que los videojuegos violentos pueden modificar físicamente el cerebro de las personas en regiones importantes del control de las emociones y del comportamiento agresivo.

En palabras del propio Dr. Vincent Matthews,

"Behavioral studies have shown an increase in aggressive behavior after violent video games, and what we show is the physiological explanation for what the behavioral studies are showing". "We're showing that there are changes in brain function that are likely related to that behavior."
En este estudio participaron 28 adolescentes que previamente no habían tenido experiencia en  videojuegos y se dividieron en dos grupos. Al primer grupo, se le pidió jugar un videojuego violento durante una semana y dejar de hacerlo durante la semana siguiente.  Al segundo grupo se le pidió que no jugara ningún videojuego violento en esas mismas dos semanas de análisis.

Los científicos vieron las modificaciones producidas en el cerebro mediante imagenes por resonancia magnética funcional (MRI) en las áreas relacionadas con las emociones, atención e inhibición de impulsos.

Los resultados mostraron que después de una semana de juegos violentos, el grupo que los jugó mostró menos activación en la zona cerebral de las emociones y una disminución de la actividad en las partes del cerebro que regulan la atención y la concentración.

"Lo bueno de todo esto es que la plasticidad del cerebro puede hacer que estos cambios no duren permanentemente y si se deja de jugar a estos juegos, se vuelve a la normalidad de la actividad emocional".

Aránzazu Ibáñez

sábado, 3 de diciembre de 2011

Cómic sobre el Alzheimer

Cómic “Alzheimer: ¿qué tiene el abuelo?” publicado por Lundbeck.




"La farmacéutica Lundbeck ha presentado el cómic ‘Alzheimer: ¿qué tiene el abuelo?’, una publicación dirigida a niños y adolescentes de entre 10 y 16 años, con el objetivo de ayudar a comprender a los más pequeños y jóvenes qué es la enfermedad de Alzheimer y cuáles son sus consecuencias."

Lo he leído y me ha gustado mucho y espero que os guste a vosotros también. No puedo subirlo al blog por los derechos de Copyright, pero si que podéis entrar para verlo en la dirección web:

http://mundoasistencial.com/alzheimer-%c2%bfque-tiene-el-abuelo-comic-dirigido-a-ninos-y-adolescentes-que-ayuda-a-comprender-la-enfermedad-de-alzheimer/

Aránzazu Ibáñez

Nietos adolescentes y abuelos con la enfermedad de Alzheimer

Este artículo se lo dedico a mi amiga Eva, profesional de la educación, que siempre se ha dedicado a hacer  la vida más fácil y feliz a las personas con la enfermedad de Alzheimer.


"Año Internacional de Alzheimer 2011"

Estudios poco alentadores sobre la relación nieto y abuelo con Alzheimer.

La adolescencia parece ser una etapa que determina cierto cambio en esta relación, en parte debido a los múltiples retos que este momento vital comporta para los jóvenes nietos. En general, la mayor importancia que los adolescentes otorgan al núcleo de amistades y contextos ajenos a la familia parece debilitar la relación que mantienen con sus abuelos.

En las pocas investigaciones existentes sobre abuelos con demencia (todas ellas procedentes del ámbito anglosajón) los nietos suelen percibir la relación con su abuelo enfermo de forma negativa ya que su frecuencia de contacto es menor, realizan menos actividades de ocio y de ayuda instrumental y perciben menos intimidad en sus interacciones con sus abuelos y una menor satisfacción con la relación.

Otro de los cambios señalados en las investigaciones sobre la relación de los abuelos con demencia y sus nietos es lo que se conoce como "inversión de roles", hace referencia a la situación dónde durante los inicios de la relación los abuelos son los que proporcionan ayudas y recursos a sus nietos y que cambia en momentos posteriores, y sobre todo cuando los abuelos comienzan a tener problemas de salud. La relación de ayuda se invierte y son los nietos los que de forma puntual o incluso de forma exclusiva ejercen como cuidadores.


Sensibilizar a los más jóvenes

Todos formamos parte de una misma sociedad y todos tenemos derecho a disfrutarla. Ello resulta necesario si queremos vivir en un mundo justo y solidario en el que prevalezcan los Derechos Humanos con independencia de la edad.
La población anciana se incrementa progresivamente. Esto genera nuevas necesidades dentro de la sociedad y las personas de la tercera edad requieren:  mayores cuidados, más y mejores servicios culturales y de ocio. En su día ellos fueron como nosotros y algún día nosotros seremos como ellos.


Como hacer que participen los más jóvenes

La convivencia continua con una persona con Alzheimer, en la que la demanda de atención es permanente (no hay horarios ni festivos), con dificultades para entablar una comunicación coherente y con posibles cambios de comportamiento repentinos, puede provocar un desgaste y puede genera una especie de “fuga” o desvinculación por parte de familiares cercanos y amigos. 

Quizás se de la situación de sentir un poco la soledad frente a la tarea del cuidado, porque vuestros familiares y amigos se han alejado. Seguramente será necesario que se eche una mano al cuidador y éste no se atreva a pedirlo o si lo ha hecho, no habrá encontrado la respuesta que esperaba,...

Esta actitud de encerramiento son medidas de protección que, quizás en un primer momento ayudan, pero a la larga pueden tener efectos muy negativos, como el aislamiento social y el sentimiento de soledad, debido a la falta de comunicación.

Es obvio que si la persona cuidadora cuenta con la familia, amigos, etc; que le ayuden hará que se sienta más apoyada y valorada en su tarea del cuidado del enfermo.

Para obtener ayuda de los que nos rodean, incluido los más jóvenes, el cuidador principal, se debería responder estas preguntas:
 

   - ¿Cómo puedo pedir que me echen una mano los más jóvenes?

   - ¿Cómo puedo conseguir la participación de familiares y amigos en la relación 
enfermo y cuidador?

Las situaciones difíciles ofrecen una gran oportunidad de aprender cosas que nunca habrían imaginado.
En el momento que una persona joven toma la iniciativa de conocer la problemática del Alzheimer, es muy importante que se le ofrezca una información realista del problema, sin ser catastrofistas ni victimistas.


Para conseguir entusiasmar a un joven es necesario buscar algo que le motive, como por ejemplo las ganas de experimentar cosas diferentes de las que ha vivido, para desarrollarse como persona.


Es necesario acoger la ayuda que en ocasiones nos ofrecen los jóvenes.


Es importante que cuando una persona joven (de la familia o no) ofrece su tiempo para cuidar a un enfermo, nosotros nos mostremos abiertos y cogedores a su propuesta, así reconoceremos el valor de su tarea.



Como contar la enfermedad a los más jóvenes.

Para explicar la enfermedad del Alzheimer de modo que sea entendible y sencilla podemos tomar como punto de referencia los siguientes aspectos:
  1. Concepto de enfermedad neurodegenerativa: el cerebro se estropea progresivamente. No registra las cosas que acaba de hacer y va perdiendo los recuerdos más recientes.
  2. En consecuencia, puede olvidarse de cual es su habitación dentro de casa, puede olvidarse de quitarse el pijama después de levantarse, se puede enfadar sin motivo aparente, no se acuerda de los nombres, no encuentra las palabras cuando quiere hablar.
  3. No se contagia y no se puede curar.


Para construir una actividad intergeneracional

Para llegar lograr trabajar juntos, cuidadores y los jóvenes, es necesario mostrar las posibilidades de cooperación que existen entre las dos partes.
  • Mostrar explícitamente cuales son las demandas que formula el cuidador o cuidadora principal para recibir ayuda.

  • Tratar el adolescente como una persona cuya opinión cuenta y cuya colaboración es valiosa, ayuda a aliviar la inevitable tensión de una familia con un enfermo de Alzheimer.

  • El adolescente puede mejorar el papel de la persona que cuida y debe tener capacidad para participar en las decisiones de familia acerca de los cuidados.
Aránzazu Ibáñez
Fuentes:

Fundación Alzheimer, http://www.fundacionalzheimeresp.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1121&Itemid=181
Asociación Amigo del Alzheimer de Caudete,
http://www.alzheimercaudete.com/actividadesnino.php