viernes, 25 de marzo de 2016

Las conductas de riesgo en la adolescencia




"La adolescencia está caracterizada por una serie de conductas, tales cómo altos niveles de toma de riesgo, elevada exploración, búsqueda de sensaciones y novedades, conducta social, elevada actividad y conductas lúdicas que, probablemente, promueve la adquisición de las habilidades necesarias para la maduración y la independencia. 

Estas conductas características pueden ser en ocasiones negativas para el individuo, es el caso de la toma de riesgo, la cual tiene una importante relevancia en el incremento del Índice de mortalidad desde la temprana adolescencia a la adolescencia tardía,  donde se producen un alto porcentaje de suicidios, homicidios y accidentes. Afortunadamente, esta toma de riesgo es transitoria para la mayoría de los individuos.

Aunque peligrosa, la toma de riesgo durante la adolescencia puede tener algunos beneficios, permitiéndole al adolescente explorar la conducta adulta, para llevar a cabo tareas de desarrollo  normal, y desarrollar y expresar dominio de cambios jerárquicos asociados con ciertas conductas. Aquellos individuos que tienden a llevar a cabo conductas de riesgo, aseguran que se sienten más aceptados por sus iguales y perciben la toma de riesgo como un reforzamiento."

En investigaciones realizadas con adolescentes en Estados Unidos encontraron que más del 90 por ciento de los adolescente tienen acceso a Internet y que alrededor de la mitad de ellos usan sitios de redes sociales, como MySpace y Facebook. Un 54 por ciento de los perfiles contenía información sobre conductas arriesgadas; 24 por ciento se refería a conductas sexuales, 41 por ciento a abuso de sustancias y 14 por ciento publicó información sobre violencia. El Dr. Dimitri Christakis, autor principal del estudio y director del Centro de salud, conducta y desarrollo infantiles del Instituto de investigación pediátrica de Seattle advierte, "Necesitamos crear maneras de enseñar a los adolescentes y a sus padres a usar internet de manera responsable".

La doctora Moreno, profesora asistente de pediatría de la Universidad de Wisconsin en Madison, sugirió que los padres pidan a sus hijos que les muestren sus páginas de MySpace o Facebook. "Los adolescentes seguro se resistirán, como ante muchas cosas como las horas de llegar a casa", advirtió. "Algunos padres piensan que es una violación de la privacidad, como leer un diario, pero en realidad es algo público".

Esta consecución de conductas de riesgo se relaciona con el síndrome de
conducta problema, consistente en un serie de conductas de riesgo y un decremento asociado en el mantenimiento de conductas saludables (Spear, 2000). 

La Teoría de Conducta Problema (Jessor y Jessor, 1977; Jessor, 1993) nos ofrece subsidios más específicos para comprender el comportamiento del desarrollo adolescente. Este modelo abarca elementos (o sistemas) tales como cognición, aprendizajes, relaciones interpersonales y constructos intrapersonales en sus relaciones socio-psicológicas, buscando explicar el porqué los adolescentes presentan determinados comportamientos de riesgo. Éstos engloban conductas que representan riesgo para la salud personal, conductas relacionadas a la delincuencia y de desadaptación escolar.

La Teoría de la Conducta Problema propone que las interrelaciones de los factores de riesgo dentro de cada sistema establece la probabilidad de ocurrir ciertos comportamientos problema. Esta teoría contribuye para la identificación de un fenómeno que podemos entender como de covariación entre los comportamientos de riesgo, también conocido como síndrome de comportamientos problema. En este sentido, se puede pensar que los adolescentes que desarrollan un tipo de comportamiento problema tienen mayor probabilidad de presentar una serie de ellos.

Conforme estudios de Caffray y Schneider (2000), los adolescentes que tenían mayor experiencia en comportamientos de riesgo estaban inclinados a sufrir más influencias de motivadores afectivos para la ejecución de comportamiento, así como desarrollaban más estrategias cognitivas para minimizar el pensamiento a cerca de las consecuencias negativas conocidas del comportamiento. Estos resultados indican que la experiencia previa en una conducta anterior facilita actitudes más favorables a la realización del comportamiento de riesgo. La actitud, por lo tanto, está relacionada con diversos factores, entre ellos podemos considerar que la conducta pasada tiene una fuerte relación con el comportamiento posterior. Asumimos que el éxito (o fracaso) en la realización de comportamientos de riesgo anteriores promueve la ilusión de invulnerabilidad y aumenta la probabilidad de ejecución del comportamiento posterior.

Las conductas de asunción de riesgo han sido siempre atribuidas a los cambios hormonales que ocurren en este período. Aunque varios estudios han podido determinar que el papel que desempeñan sobre la conducta adolescente es mínima. Por ello, y gracias a estudios científicos, la mirada se centra en los cambios neurológicos como influyentes en el surgimiento y mantenimiento de dichas conductas.

Hoy día sabemos que durante la adolescencia sigue habiendo desarrollo de algunas regiones cerebrales. Esto es apoyado por técnicas de resonancia magnética, que nos permiten observar una maduración tardía de ciertas regiones, principalmente en la corteza prefrontal.  Lo que los estudios revelan son un aumento de sustancia gris en un período prepubertad, seguido de un descenso durante la adolescencia, siguiendo una secuencia desde la corteza occipital a la corteza frontal. A su vez, el aumento progresivo de sustancia blanca durante dicho período, indica la mielinización tanto de las conexiones prefrontales como de las vías que las unen a otras zonas cerebrales (Oliva Delgado, 2007). 

Este desarrollo adolescente de la corteza prefrontal es muy importante, ya que dicha región está implicada en la autorregulación de la conducta y actúa como soporte de la función ejecutiva, pudiendo establecer una asociación entre el proceso de desarrollo cerebral y las conductas características de la adolescencia, como son la asunción de riegos y la búsqueda de novedades.

La inmadurez que posee el lóbulo frontal adolescente, hace que sean más vulnerables a cometer errores en el proceso cognitivo de planificación y formulación de estrategias, que requiere de una memoria de trabajo, pero ésta no ha completado su desarrollo aún durante la adolescencia. Además, dicha inmadurez va a influir en el error de perseverancia, que se pueden observar en la realización de aquellas tareas en las que una regla aprendida debe de ser modificada para ajustarla a las nuevas circunstancias, o a la interrupción de la conducta una vez alcanzado el objetivo. La capacidad para controlar e inhibir respuestas irrelevantes o inadecuadas va a depender igualmente de funciones también relacionadas con la corteza prefrontal, como la atención sostenida, aún en proceso de desarrollo durante la adolescencia.




Fuentes:


María Jesús Espárraga García

Máster en Salud Mental 2010-2011

Universidad de Almería/ Universitat Rovira i Virgili

http://repositorio.ual.es:8080/jspui/bitstream/10835/1094/2/PDF.pdf



Sheila Gonçalves Câmara

Jorge Castellá Sarriera

Comportamientos de riesgo entre jóvenes: el síndrome de la conducta problema




Los adolescentes divulgan conductas de riesgo en las redes sociales de internet
Dimitri A. Christakis, MD, MPH
Pediatrics-Inpatient
On staff since April 1998
Children's Title: Director, Center for Child Health, Behavior and Development







7 comentarios:

  1. Muy buena opinion me sacaste la duda :D

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  2. quiero citar los dos primeros párrafos cómo le hago? es de algún libro?

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    1. Fuente:

      María Jesús Espárraga García
      Máster en Salud Mental 2010-2011
      Universidad de Almería/ Universitat Rovira i Virgili
      http://repositorio.ual.es:8080/jspui/bitstream/10835/1094/2/PDF.pdf

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